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Descripción de la especie
El quina
Nombre científico: Cinchona pubescens
Familia botánica: Rubiaceae
Uno de esos árboles que deberían ser declarados héroes y en este caso con carácter casi mundial… Hablamos del quina reconocido por su gran aporte en el tratamiento del paludismo (Plasmodium falciparum). Nativo desde Costa Rica hasta el norte de Suramérica, incluido Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú y Bolivia. En Costa Rica se le encuentra principalmente en las partes medias y altas de la vertiente Atlántica, en la Cordillera de Talamanca y en la Cordillera Volcánica Central, en un rango que va desde los 800 hasta los 2100 m de elevación. Le gusta crecer en los charrales, orillas de bosques y en bosques secundarios, principalmente donde haya alta humedad y le llegue buena luz, aunque en sus primeros meses prefiere crecer bajo la sombra y luego cuando adquiere cierto tamaño necesita de una buena exposición a la luz, siendo éste uno de los elementos a tomar en cuenta a la hora de reproducirlo y plantarlo.
Una de las zonas más características de esta especie es precisamente Cinchona de Vara Blanca, lugar en donde ocurrió el terremoto el pasado 8 de enero del 2009 y en donde seguramente muchos de estos árboles fueron totalmente arrastrados por la furia de la naturaleza.
Puede llegar a alcanzar los 30 m de alto, luciendo un cilíndrico tronco de unos 40 cm de diámetro, el cual está cubierto por una corteza lisa de color grisáceo y en su parte alta sobresale una buena copa compuesta por ramas gruesas y hojas simples opuestas de gran tamaño que pueden llegar a medir más de 30 cm de largo y alrededor de 15 cm de ancho. Por debajo están cubiertas por una fina pubescencia y antes de caer se tornan de colores amarillos, naranjas y rojos lo que le da a la copa un llamativo aspecto.
Sus pequeñas y perfumadas flores con forma tubular son rojizas con la punta de los pétalos blancos y llenas de una fina pubescencia, miden como 1 cm de largo y se presentan en largos racimos terminales de unos 30 cm que se lucen durante los meses de marzo a setiembre. Los frutos de forma cilíndrica son delgados y leñosos, tornándose negros al madurar indicando que sus 3 a 4 semillas aladas y planas de color café están listas para salir y colonizar nuevos sitios. Cabe señalar que esta especie se puede reproducir por semillas, estacas, así como por brotes.
En Suramérica el empleo de la corteza molida para el tratamiento de diversas dolencias y enfermedades viene desde épocas muy remotas, gracias a la gran cantidad de alcaloides que posee y mayormente en el llamado “quinina”, siendo éste el que permitió desarrollar todo el tratamiento para el control del paludismo, una de las mayores enfermedades a las que se enfrentaron los europeos en el Nuevo Mundo. Los mismos llamaron a estos árboles como “cascarilla del Perú o cascarilla de los Jesuitas, ya que fueron ellos los que impulsaron su uso y a partir de ahí la demanda por este alcaloide creció tanto que casi logra extinguir a la especie.
A mediados del siglo XIX se establecieron plantaciones en Java, India, Ceilán e Indonesia las cuales fueron blanco importante durante la II Guerra Mundial por lo que además se establecieron plantaciones en Suramérica, especialmente en Perú, país que ha honrado a esta especie colocándola dentro de su Escudo Nacional. Actualmente su uso ha decaído mucho por la producción de productos sintéticos basados en este alcaloide, pero aun así en muchos lugares se sigue empleando para este mismo fin, así como antiséptico, febrífugo, tónico y para el tratamiento de úlceras y heridas. En otros países su madera se utiliza en carpintería y en construcciones varias, no así en Costa Rica.