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Boj

Boj - Buxus sempervirens -

Descripción de la especie

Boj o boj común

Nombre científico: Buxus sempervirens

Familia: Buxaceae

El boj es una especie propia de Europa, que se desarrolla en terrenos secos y rocosos, desde el nivel del mar hasta los 2000 m de elevación. Aunque prefiere la media sombra, crece bien a pleno sol, pero en sitios donde posee buena disponibilidad de riego. No es exigente en cuanto a suelos, pero si deben tener buen drenaje y si son alcalinos mucho mejor. Soporta los vientos fuertes, la sequía, el frío y en especial los incendios, luego de los cuales rebrota muy bien, gracias a su poderoso sistema radical que no solo le permite anclarse muy bien al suelo, sino absorber con alta eficiencia los nutrientes del suelo.

Posee un crecimiento muy lento, por lo que siempre se le va a ver como un arbusto o árbol pequeño de unos 5 a 8 m lo más alto, de múltiples y muy resistentes tallos delgados y torcidos, con una corteza lisa, fisurada, agrietada o ligeramente con placas, y en árboles viejos se vuelve muy corchosa, grisácea a café claro; pero en los arbolitos más jóvenes es amarillenta a crema y corchosa, que recuerda a la corteza del guayacán real (Guaiacum sanctum). Este tipo de corteza atrae mucho a los líquenes, los cuales pueden llegar a cubrir gran parte del tronco y las ramitas.

Las ramas son delgadas, lo que le dan una copa redondeada, que cuando crece en rodales, el pasar por junto a ellos, se hace muy difícil. A estas formaciones o rodales, en algunas regiones de España le llaman bojales, bojedales, buchaco, buchera, bujada o bujedal.

El boj puede llegar a tener una vida larga, superando los 600 años, gracias a su alta capacidad para resistir las condiciones ambientales más agrestes y por ello es considerado como un símbolo de sobrevivencia y resistencia, y desde la antigüedad un símbolo de inmortalidad, por lo que se le utiliza para recordar a los muertos.

Las hojas son simples opuestas, de color verde oscuro brillante, con el envés glauco, de forma lanceolada a elíptica, duras, con el ápice redondeado y el borde entero ligeramente volteado hacia atrás. Las nervaduras por detrás muy evidentes, el peciolo es muy corto, las ramitas son acanaladas y las yemas foliares muy vistosas por ser de color gris, muy claro, brillante. En los entrenudos y en la base del peciolo se observa una fina pubescencia de color claro.

Comercialmente, se han desarrollado variedades con hojas variegadas u hojas más pequeñas, las cuales son muy cotizadas en jardinería.

El boj posee flores delicadamente aromáticas, ya sean masculinas o femeninas, las cuales no solo se encuentran en el mismo árbol, sino en la misma inflorescencias axilar. Ella es corta y compacta, siendo solo una de ellas femenina y desarrollándose en la parte de arriba de esta, para evitar la autofecundación. Cada flor puede medir unos 2 mm de ancho, sin pétalos y con 4 sépalos redondeados como pétalos, de color amarillo verdoso pálido; poco llamativas y sin olor, pero con gran cantidad de néctar, por lo que son altamente atrayentes de abejas, insectos y moscas.

Los frutos son unas cápsulas leñosas, de color café a gris, de entre 7 mm a 1 cm de largo, caracterizados por tener tres pequeños picos en forma de cachos. Al secarse se abren en forma explosiva, quedando tres segmentos o valvas separadas, y cada una de ellas con dos cachos, los cuales ya no estarán enteros, sino solo la mitad.

En cada una de las cavidades del fruto hay 2 semillas de color negro brillante, de entre 5 y 6 mm de largo, de forma alargada, con un lado curvado y el otro plano, que es donde se acomoda a la otra semilla dentro del espacio del fruto.

Al respecto de los frutos, hay un cuento que representa muy bien su forma, llamado “Boj (Búhos o Jabalíes), en donde se dice que el boj, le pidió a un jabalí que le ayudara a dispersar sus semillas, pero este se las tragó. El boj, muy triste, les pidió a tres búhos nocturnos, para que le ayudaran a que el jabalí dispersara sus semillas; ellos durante todo el verano lo presionaron, hasta que reventó de cólera y expulsó violentamente las semillas por el aire. A partir de ese momento, los frutos verdes recuerdan a los jabalíes, porque se asemejan a un cerdito de barro, tipo alcancía. Y los frutos secos, que se abren en 3 secciones, recuerdan a los 3 búhos.

Pero en esta parte del mundo es muy raro cuando da semillas, por su lento crecimiento, por lo que se reproduce por medio de esquejes y estolones.

La madera de boj es muy reconocida y valorada, por sus características inigualables, que le permite ser usada en la elaboración de finos artículos de alto valor económico. Ella es de un color amarillo limón, muy dura y pesada, de grano fino y homogéneo. Muchos le llaman marfil vegetal porque su densidad es tan alta que no flota en el agua.

Es una madera, que a pesar de ser tan dura que incluso puede romper cuchillas y quitar el filo a las herramientas, es fácil de tornear, esculpir, pulir y teñir. En ebanistería, además de las piezas propiamente hechas de esta madera, se fabrican las mazas de tallista, así como un sustituto del marfil y del ébano, tiñéndola de negro.

Se utiliza en torneado, taracea, en la fabricación de instrumentos musicales, como clarinetes, flautas o de piezas de gaitas. También la elaboración de artículos pequeños como badajos de cencerros para las vacas y ovejas, bastones, bolas de futbolines y de lotería, botones, bujetas (pequeños vasos para olores), cajas, cubiertos, fichas para juegos, mangos de herramientas, peines, tablillas y vasos. De gran valor son las piezas de ajedrez y los bolillos para hacer encajes de boj, los cuales son catalogados como de los mejores.

Las imprentas, antiguamente, tenían las mejores placas de grabado hechas con esta madera, por ser muy resistentes por su dureza y la fineza de su grano que permitía una impresión de alta calidad. Y como curiosidad, se dice que los cucharones de los calderos de las brujas, se hacían con madera de boj.

Y aunque esta madera es para conservarla en bellos artículos, se ha usado como leña y carbón, por su alto poder calorífico y al ser tan dura se puede quemar por mucho tiempo y produce poco humo.

El boj es muy utilizado en jardinería, en setos y topiarios, no solo por su poco mantenimiento, sino por lo lento de su crecimiento, lo que permite que mantenga su forma por mucho tiempo y que sea poco el tiempo que se invierta en podas, las cuales se recomienda hacerlas antes de que florezca. La Ciudad Prohibida de Beijing mantiene hermosos setos de boj dentro del diseño de sus jardines.

Como ornamental también se utiliza en aceras, bonsái, bordes de senderos, en grupo o mezclado con otras especies, isletas, jardineras, jardines pequeños, laberintos, macetas, parterres y como planta de interior. Las ramas cortadas se emplean como follaje en arreglos florales y decoraciones, como las de Semana Santa, así como para espantar las moscas de los animales, como caballos y burros.

Todas sus partes son tóxicas, pero aun así en algunos lugares lo utilizan como medicinal y en Francia lo usan en la preparación de cerveza, como sustituto del lúpulo y con sus hojas los viñedos por su alto contenido de ácido nítrico.

El boj en algunas partes de España se considera una especie amenazada, por lo que está protegida y su aprovechamiento está regulado. Y en Europa, es una especie muy reconocida y valorada, a tal punto que es mencionada en muchos cuentos y novelas, como en la novela Keraban, el testarudo de Julio Verne.

Inclusive se le menciona desde la antigüedad en la mitología, por ejemplo, en la griega el boj por su larga vida y resistencia a las inclemencias del ambiente, se le consagró a Rea, la diosa de la fecundidad, así como a Afrodita, la diosa del amor y a Hades, el dios de los muertos.

También se dice que en la noche del día de San Juan (24 de junio), se toman unas pequeñas flores de la hierba falaguera (posiblemente se refiere al beleño – Hyoscyamus niger o al helecho común Pteridium aquilinim, aunque en este caso se colocarían las esporas, ya que no posee flores) y se colocan en un canuto o cajita de boj, las que se convertirán en unos diablillos que cumplirán las órdenes de quien los “creo”.

Para los chinos, el boj, representa la longevidad y la protección, de ahí que es parte fundamental de los jardines y símbolo del equilibrio, armonía, fuerza y resistencia dentro del Feng Shui. Consideran que canaliza la energía buena (Qi) alejando a los malos espíritus y las fuerzas negativas, de ahí la costumbre de tenerlo en la entrada de las casas, ya sea en setos o plantas individuales, que sirvan de barreras protectoras. Así mismo, el boj para los confucianos (seguidores de la filosofía de Confucio) representa la rectitud y la lealtad, por lo que se le observa en los jardines de los templos confucianos, como una muestra del respeto hacia Confucio.

En Europa el boj posee diferentes nombres comunes, entre ellos: alarguez, alazquez, amaxatun, arrayán, boix, boixo, boje, box, box común, box dorado, box grande, box menor de parterre, box pintado, boxe, boxwood, bucho, buixo, bujarro, buje, bujo, buxaquera, buxo, buxo arbóreo, buxo ordinario, corona, ezpel, ezpela, mirta, qiu shu, sargatillo y uje.

El género Buxus tiene su origen en el término griego “puxos” caja o cubilete, en referencia a la forma del fruto y a las características de su madera para distintos usos, mientras que sempervirens en latín significa siempreverde, porque no pierde las hojas.

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