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Corona de Cristo

Corona de Cristo - Euphorbia splendens -

Descripción de la especie

Corona de Cristo

Nombre científico: Euphorbia splendens o Euphorbia milii

Familia: Euphorbiaceae

La corona de Cristo es una especie endémica de Madagascar, es decir que de forma natural solo en ese país se da, pero como es una de esas plantas tan llamativas y de fácil cuidado, se le ha introducido en muchas otras regiones del mundo.

Le gusta el sol y la media sombra, los suelos malos, y en su lugar de origen es común verla en barrancos en donde el suelo casi brilla por su ausencia, de ahí que se le utilice mucho en jardines de bajo mantenimiento y por ser parte del gran grupo de las suculentas es ideal para jardines xerófitos, en donde se le debe garantizar un buen drenaje para evitar que el agua en exceso pudra sus raíces.

Es una especie que se caracteriza por sus tallos suculentos, aristados y espinosos, los cuales en plantas pequeñas casi no las presentan, pero conforme se hacen más viejos y leñosos, terminan totalmente cubiertos por grandes espinas muy peligrosas.  Otro elemento muy importante que la distingue de los cactus es su sabia lechosa, ya que por su apariencia es muy común que se le incluya en ese grupo, pero estos últimos no poseen savia lechosa.

Las hojas se presentan agrupadas al final de las ramitas tiernas, ellas son simples, alternas, de forma lanceolada, con borde entero y de un intenso color verde casi sin distinción por encima que, por debajo, pero, lo que sí es muy evidente es la nervadura secundaria que se une cerca del borde como una especie de parra. Cuando los tallos van envejeciendo pierden las hojas, por lo que es común ver las plantas con hojas solo en las puntas y bajo ellas los tallos espinosos.

Actualmente hay variedades en donde las hojas son muy grandes y la planta como tal de un mayor tamaño, e igualmente se han desarrollado miles de híbridos en donde los colores de las flores pueden presentar colores rosados, amarillos, blancos, crema, morados, salmón, matizadas y muchos colores más, dejando de lado el tradicional rojo, que ha caracterizado a esta especie. E igualmente, estas nuevas variedades poseen flores muy grandes y muy llamativas.

Las flores de la corona de Cristo, presentes todo el año, nacen en pequeños racimos al final de las ramitas en donde pueden ser muy visibles para las abejas y mariposas, y a pesar de que de primera entrada se ven como flores muy simples, la realidad es todo lo contrario. Ellas están formadas por dos falsos pétalos muy coloridos, fusionados entre sí, llamados brácteas y en su centro se encuentra la verdadera flor de color amarillo o rojo, siendo esta muy curiosa porque en realidad, son 6 pequeñitas flores, en el centro una femenina rodeada de 5 masculinas, todas ellas sin pétalos y en conjunto rodeadas por 5 glándulas nectaríferas.

Un detalle que poco se toma en cuenta es que todo el racimo de flores, incluida la flor misma, está cubierto por una especie de resina muy ligera, que le da una sensación pegajosa al tacto, muy posiblemente como una estrategia para evitar que pequeños insectos puedan subir y devorarlas.

Aunque es muy raro ver esta especie con frutos, ellos son de forma ovoide de ovoide de unos 4 mm de largo y poseen pequeñas semillas grises de unos 2.5 mm de largo, las cuales germinan fácilmente, pero, por su amplio uso como ornamental se le ha reproducido masivamente y por muchísimos años en forma asexual y con manipulación genética, ha perdido la capacidad de producir frutos, a excepción de las plantas más silvestres, que si los producen.

Gracias a sus muchas espinas, su savia lechosa y la resina de las flores, son muy pocas las plagas que se atreven a tocarla, a excepción de algunas zompopas, las cuales han logrado desarrollar resistencia a ellas.

Si se le deja crecer libremente puede llegar a alcanzar 1,5 m de alto, pero por lo general se le mantiene más pequeña por medio de podas, las cuales soporta muy bien, aunque sea en forma constante. Ellas le permiten no solo mantener una forma y tamaño adecuado sino también renovarse y estimular una buena floración durante todo el año.

La corona de Cristo se reproduce muy fácilmente por medio de esquejes, cortados de tallitos jóvenes, que se pueden dejar en agua un día, luego se sacan y se dejan secar muy bien, un par de días, para que el corte se seque y cicatrice mejor, evitando que se vaya a podrir al estar en contacto con la humedad del sustrato, además es una forma para estimular la producción de raíces. Esta especie también se puede reproducir por medio de injertos y en su lugar de origen por medio de semillas.

En Tailandia se han logrado desarrollar más de 2000 cultivares diferentes de corona de Cristo, los cuales sobresalen por su amplia diversidad de colores y tamaño de sus flores, conocidas como Poy Sean, que significa ocho santos en chino, ya que se le considera como una planta de buena suerte, por lo que se venden a gran escala, principalmente como estacas enraizadas. Aunque para unos es una especie que atrae la buena suerte, otros la consideran de mala suerte y en el feng shui no se recomienda dentro de las casas porque las espinas alejan las buenas energías y la prosperidad, llenando el lugar con malas energías, inclusive, considera que atrae el nerviosismo.  Pero, plantada fuera de la casa repelerá las malas energías al atraparlas con sus espinas y liberarlas al ambiente, expulsándolas de la casa.

Como planta ornamental se le emplea en cercas o setos para mantener alejados a los animales o personas de áreas en donde se desea no entren, como puntos centrales en jardines, maceteras, jardineras, macetas, orillas de muros, balcones y como planta de interior con buena iluminación.

En algunos países se le emplea en la medicina tradicional, para el tratamiento de problemas gástricos, pero ello no es aconsejable porque su savia lechosa es tóxica y puede producir irritaciones y problemas en la piel de personas muy sensibles, o a nivel de ojos, de ahí que incluso su manipulación debe hacerse con mucho cuidado. Aunque, si se manipula adecuadamente esta savia se puede emplear para eliminar mezquinos y verrugas.

El nombre de corona de Cristo o espinas de Cristo, es el nombre más común que se le da a esta especie, y se mantiene en diversos idiomas, pero también hay otros nombres comunes más propios de los países, entre ellos: bem-casados, Christ plant, Christusdorn, euphorbe de Milius, euphorbe écarlate, gracia de Dios, martirios y vulcanus rojo. Y aunque no es común también se le puede encontrar como surge, que es un nombre dado a las Euphorbias en referencia a que son plantas venenosas por su savia, y su origen se basa en la purga o expurgación.

El nombre de corona de Cristo o espinas de Cristo, se le ha dado en referencia a la creencia de que con esta especie los soldados romanos hicieron la corona con la que se coronó a Cristo antes de su crucifixión, pero ello es solo una idea, debido a que no se ha podido comprobar cuál fue la especie verdadera con la que se hizo dicha corona.

El término Euphorbia se le dio en honor al médico griego  Euphorbus mientras que milii es en honor a Pierre Bernard Baron Millius

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