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Jazmín de Arabia o sampaguita

Jazmín de Arabia o sampaguita - Jasminum sambac -

Descripción de la especie

Jazmín de Arabia o sampaguita

Nombre científico: Jasminum sambac

Familia: Oleaceae

El jazmín de Arabia o sampaguita es una especie nativa de Asia Central y de algunas islas del Pacífico, principalmente Filipinas, en donde se le considera de una flor de muy alto valor, digna de ser ofrecida a los dioses y designada como Flor Nacional. Aunque muchos creen que es nativa de la Península Arábiga, pero en realidad a esta región llegó gracias a los mercaderes que la llevaron por su belleza y delicado perfume, posteriormente de aquí fue llevada a Europa, por lo que se le conoció como jazmín de Arabia.

Es una especie que se adapta muy bien a crecer a pleno sol o a media sombra, aunque ello le reduce la producción de flores. Le gustan los suelos fértiles con buena humedad, pero con muy buen drenaje y puede soportar un poco las sequías y temperaturas frescas, así como la brisa ligera del mar. Pero, se debe tener cuidado de que no esté muy cerca del mar, porque no soporta mucha sal.

Puede llegar a crecer unos 3 m de altura, con un desarrollo propio de una planta trepadora, en donde sus largos y delgados tallos pubescentes y angulosos requieren de un sostén para mantenerse erguidos. En plantas maduras los tallos se tornan leñosos y gruesos.

Las hojas son simples opuestas o pueden ser verticiladas en grupos de 3 ocasionalmente; miden entre 8 y 10 cm de largo, de forma ovalada con el borde entero ligeramente ondulado y las nervaduras muy evidentes por ambos lados; de color verde intenso por encima y más pálidas por detrás, y con una textura cerosa. La base de la hoja es ligeramente acorazonada, mientras que el ápice o punta puede ser semi redondeado con una pequeña punta en el centro. Pueden ser pubescentes, al igual que el cáliz, el cual está formado por sépalos muy largos y finos, de color verde, los que, al caerse los pétalos, quedan con forma de flor. El peciolo, por su parte, es muy corto, engrosado y curvo.

Las flores del jazmín de Arabia o sampaguita, son el elemento más llamativo de esta especie, no solo por su belleza sino por el exquisito perfume que desprenden, por lo que son muy cotizadas y valoradas. Ellas nacen en pequeños ramos terminales de 3 a 12 flores, las cuales se pueden abrir al caer la tarde y permanecen abiertas unas 12 h.

Ellas son tubulares, con una corola de unos 2.5 cm de diámetro, de color perfectamente blanco y están formadas por 6 a 9 pétalos, libres y delgados. Aunque comercialmente, hay gran cantidad de variedades en donde el número y la forma de pétalos puede variar; hay flores con una o dos capas de pétalos delgados, con pétalos redondeados y está la que se asemeja a una pequeña rosa, conocida como Grand Duque de Toscana, el que además, no solo posee menos flores, sino menos perfume y un crecimiento más arbustivo, por lo que no se utiliza como trepador.

Los botones son redondeados e igualmente son muy hermosos y acompañan muy bien a las flores en el ramito, el que contrasta muy bien con el intenso verde del follaje. Las flores conforme envejecen se tornan ligeramente rosadas, aportándole un toque especial a la planta.

Aunque es muy raro encontrar frutos del jazmín de Arabia, en su zona de origen, las plantas más silvestres si los producen. Ellos son globosos, como de 1 cm de largo.

Al no disponer de semillas, el jazmín de Arabia o sampaguita se reproduce por medio de acodos y esquejes de tallos de 1 a 2 años de edad con enraizador para garantizar una mejor producción de raíces.

Es una especie que responde muy bien a las podas de formación, especialmente la variedad Gran Duque, la que le permite mantener una hermosa forma arbustiva, gracias a su alta capacidad de rebrote. Cabe indicar que los rebrotes de raíz no producen flores, por lo que se recomienda eliminarlos.

El jazmín de Arabia o sampaguita, es considerado una de las flores más bellas de Asia, etiqueta que le ha valido para ser una de las especies preferidas en cuanto a su uso como ornamental.  Ideal para darle un aspecto elegante a los jardines, jardineras, aceras, pérgolas, balcones, terrazas, cubrir muros, rejas y como planta de interior, en donde sus blancas flores alegrarán cualquier espacio y su delicado perfume creará un ambiente muy relajante. Cabe recordar que, al no ser una enredadera, sus tallos necesitan un soporte y ser amarrados a él para no caerse, ello en el caso de que se desee cubrir muros.

Comercialmente, el jazmín de Arabia o sampaguita, se produce para la extracción de los aceites esenciales de sus botones florales, para la industria cosmética y de perfumería, o para la elaboración de los famosos collares leis, característicos de Hawái y presentes también en Filipinas y en la India.

La recolección de las flores se realiza casi antes del amanecer, que es cuando los botones aún están cerrados y mantienen los mayores niveles de concentración de los aceites, los cuales se van desvaneciendo cuando las flores se abren, por ello las flores abiertas no se recolectan. Los botones deben ser procesados en menos de 12 h para maximizar su beneficio.

En Hawái existen grandes plantaciones para hacer usar sus flores en sus famosos leis, pero la variedad que usan, es la de flores sencillas, ya que los botones de las flores dobles no calzan bien en las cuerdas de ensamblaje. En su proceso de producción, protegen las plantas contra el frío, con invernaderos tipo túnel, que cierran y abren según las condiciones de temperatura, con ello logran mantener las flores y se desarrollan más grandes y con un color más intenso y brillante. Así mismo, programan las podas para mantener una producción constante, durante el año, ya que después de la poda la planta vuelve a florear aproximadamente entre 30 y 45 días.

El jazmín de Arabia o sampaguita junto con el Jazmín grandiflorum son las dos especies de jazmín más cotizadas para perfumería, por la alta calidad de su aceite esencial, siendo materia prima para marcas como J’adore de Dior y Mon Guerlain de Guerlain.

En Filipinas, Camboya, Indonesia y en la India, entre otros, el jazmín de Arabia o sampaguita, ha sido valorada desde la antigüedad, como una flor sagrada, y una ofrenda digna para los dioses, no solo por la belleza de sus flores sino por su fino y exquisito perfume; a tal punto que en la India se dice que el perfume de las flores ofrecidas a los dioses, no puede ser respirado por las personas, porque se lo estarían robando a estos. Para ellos ella es símbolo de la belleza, pureza, modestia, simplicidad y sinceridad, de la vida y la muerte, representando inclusive a los héroes caídos en batalla, también a la espiritualidad y el deseo de una boda festiva.

En Indonesia es una de las tres flores nacionales junto con la falenopsis conocida como anggrek bulan (Phalaenopsis amabilis) y padma raksasa rafflesia (Rafflesia arnoldii). En Filipinas la flor es un símbolo patrio de alto nivel.

La antorcha ceremonial de los Juegos del Sudeste Asiático de 2019, estuvo inspirado en la flor del jazmín de Arabia o sampaguita y fue diseñada por el escultor filipino Daniel Dela Cruz.

En estos países asiáticos, las flores se venden en los mercados desde muy temprano, para aprovechar más su delicado perfume, ya sea para adornar el cabello, para darle sabor al té de jazmín o a helados, para gran cantidad de usos medicinales o en aromaterapia, entre muchos otros usos.

Su belleza ha sido digna de recibir el Premio de Mérito del jardín dado por la Royal Horticultural Society de Inglaterra.

Al jazmín de Arabia o sampaguita, se le conoce también como: bela, butt mograw, chamela, diamela, flor de manila, flor de mohle, gaeta pichcha,, gessamí d’aràbia, jazmín árabe, jazmín blanco oloroso, jazmín de madurai; jazmín de papel, jazmín diamela, jazmín diamelo, jazmin español, jazmin indio de flores blancas, jazmín oloroso, jazmín sambac, kampupot, katarolu, la bella de india, melati putih, mogra en la india, mograw, mòlì huā, motiya, pichcha, pikake, rose jazmín, sampa gita, sithapushpa y zam bacm.

Etimológicamente, el género Jasminum tiene su origen en el término árabe “yāsamīn” que al pasar al árabe hispánico se tradujo como “yasmín” que significa “regalo de Dios”. La especie sambac proviene del persa “zambak” que es un término usado para referirse al aceite de aquellas flores perfumadas.

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